2015: la Borrachera más "dolomítica"





Todos los días me encuentro una foto desde el Naranco, con las impresionantes vistas que hay desde el coloso ovetense, mito del ciclismo asturiano, donde Tarangu y Rominger escribieron dos de las páginas más recordadas de la historia de la Vuelta a España. Desde allí Fonso nos recuerda que ha caído otra vez. Y van... Fonso vio el recorrido y le puso el apellido que más me ha llamado la atención: dolomítico. Vino con nosotros a hacer una parte del recorrido, pero espero que el año que viene la haga entera. Ya te aviso, ya os aviso, será en abril otra vez.
Puro lujo otra vez. Cicloturistas desde muchos puntos de la Península, desde distintos puntos de Asturias... El recorrido es duro, sí, pero me alegro de que al final acabe gustando.
Partimos en torno a las 8:45 de Pola de Lena unos veintitres valientes para afrontar un recorrido con puertos inéditos: en esta ocasión, imitando a la Vuelta de alguna manera (cuyas llegadas en alto serán inéditas), estrenamos Cobertoria por Cuchu Puercu (con más de 15 kilómetros), Cruz de Linares (con 7 kilómetros a más del 8% de pendiente), Perlavia (el más suave del día, pero con varias rampas a más del 10%), Yernes-Maravio (el "coco" del día, que había catalogado conjuntamente como de Especial) y Cobertoria por Cortes, más tendida que las otras vertientes. Más de 4500 metros de desnivel en 158 kilómetros. Uno de los recorridos más duros que muchos de los asistentes han hecho...






El primer puerto es el Cordal, si bien, como sabemos, casi en el alto tomamos el desvío al Cuchu Puercu para seguir subiendo. Más adelante, sobre el kilómetro 12, continuamos por la carretera del alto de la Cobertoria. Es la vertiente de Cuchu Puercu: larga, dura, irregular. Se tarda, se tarda más que por Lena, aunque las pendientes dejan respiro, y eso se agradece. Además la niebla se va quedando abajo en el tramo de Cuchu Puercu. Caras de asombro, adjetivos en superlativo hacia el puerto, aún nos queda casi todo por recorrer. En la Cobertoria ya mil metros de desnivel.











Tras el descenso la parada es en Bárzana, que este año será una de las capitales del ciclismo. Huele a la Ermita de Alba y al final de la etapa de la Vuelta el 7 de septiembre. Ya hay carteles recordándolo.
Llegan varios kilómetros suaves, a priori, pero que se hacen a gran velocidad para dar paso al siguiente puerto: el explosivo Cruz de Linares. A esas alturas converso con Fonso, que se nos ha unido en Bárzana, al igual que Jaime y Berto (¡otro año más que saltais la Cobertoria!). Tremendo pelotón a estas horas, pero vamos subiendo como si esto fuera el Giro. Todo destrozado, supervivencia, preludio de lo que ocurrirá en proporciones colosales en Yernes-Maravio... Aún mejora más la meteorología y empieza a sobrar ropa. Sin embargo Nacho, que el año pasado había venido "a aprender" (haciendo Cobertoria y San Lorenzo nada menos), sigue igual: mochila arriba, mochila abajo, ritmo constante,... ¡Qué progresión!






Foto espectacular en la cima de la Cruz de Linares, con el pelotón al completo ocupando la carretera de este puerto que ya pide paso de una vez en competición profesional.
Llegará el turno de Perlavia, tras una bajada complicada, con mucha humedad, curvas complicadas y fuertes pendientes en la Cruz de Linares, y un corto tramo favorable. La ascensión está muy rota, descarnada completamente en algunos tramos... Y sufrimos el primer percance del día: David, viendo lo que se viene encima y con el 25 que traía (es broma, gigante), no puede seguir por avería en el cambio. Estrada, que conoce mejor el camino de vuelta (el más llano que hubiera, claro), se da la vuelta con él. Otra lección de compañerismo. Y van...










Territorio comanche completamente. El grupo destrozado, con gente por delante que no se ha percatado de la avería, otros por detrás yendo como buenamente podemos, buscando algún lugar para comer. Carretera muy rota, muy descarnada, con constantes sube-bajas. A esas alturas, más de las dos de la tarde, comienza a pasar factura la ruta, pero el "coco" se aproxima. Desvío a Coalla, toboganes, larga recta y...a subir.
Era la segunda vez que pasaba por esta vertiente. En la otra ocasión el recorrido había sido muy parecido, aunque sin Cobertoria ni antes ni después. Se suceden los rampones y a la entrada de Las Murias, con pendientes de vértigo, el asfalto es ausente. Hay que hacer equilibrismos en esta zona... Un pequeño reagrupamiento en el cruce con la carretera que proviene de Rañeces. Mejora el piso, pero el "infierno" prosigue. Subidas-bajadas-subidas-bajadas... No veo más que caras de felicidad por disfrutar de un paisaje, de un recorrido impresionante. Y así, ¿cómo no voy a estar orgulloso de lo "cocinado"?







Yernes llega al fin, tras no pocas penurias. Descenso tremendo, en el que hay que parar para inmortalizar el momento. Descomunal carretera la que proviene del Maravio...








Y ya en los 7 kilómetros definitvos del Maravio, con Luis, compañero en buena parte de la ruta, nos llega un grupo por detrás que había parado a comer en Yernes. Descontrol total, anarquía y, no me canso de decirlo, supervivencia en bici. Joseba diciéndome que llegaremos de noche y yo insistiendo en que la "calculadora" no me fallará.
Los cinco kilómetros "definitivos" del Maravio, bueno, hasta la cima oficial, son de una gran dureza y vuelve a explotar todo...



Pero la última parte lo justifica todo. Imágenes espectaculares en un puerto que llevaba cuatro años ya (joder, cómo pasa el tiempo) sin saborear. Pero el Maravio no acaba en la cima oficial para nosotros, sino que tomamos el desvío hacia Villamayor... para seguir subiendo. Algunos bajan por Prado, cuya carretera está, sigue, en un estado penoso.





Imagen preciosa en la cima de este coloso, descomunal, durísimo y que impactó a todos.




Durante kilómetros y kilómetros del Maravio conversaba con Luis sobre el bocata que nos esperaba en Entrago. Había tanta hambre a esas horas...

Pero antes de entrar en el bar me cuentan lo ocurrido a poco de coronar Maravio. Allí, un hombre pedía ayuda porque su mujer se había caído "prao" abajo y varios compañeros se habían parado a auxiliarla. No puedo más que quitarme el sombrero con ellos.


Pues sí, llegó la hora del bocata, que muchos esperábamos con ansia...







Ya sólo quedaba Cobertoria por Cortes, ya sólo quedaban 50 kilómetros de esta ruta, en donde el desnivel ya estaba en torno a los 3500 metros. Dura no, lo siguiente... Pero había ganas de "juerga" aún y el ritmo hasta la base de la Cobertoria se dispara como si no hubiera mañana. De nuevo vamos en pequeños grupos de 2-3 por el valle de Quirós. He soñado tantas veces una etapa así por esta zona, con la gente cayendo de madura, con un puerto largo para culminar, que el sueño, jugando a ciclistas (como cicloturistas que somos), lo estaba disfrutando dando pedales.
Pedaleo con Fran cuando pasamos delante del cartel de la Ermita de Alba. Le digo un hasta pronto... Otro compañero descuenta el poco tiempo que le queda para entrar a trabajar tras esto, tras la Borrachera. Estos ciclistas son de otra pasta, sin ninguna duda.



En Santa Marina me paro para que la gente tome el cruce hacia Cortes. Viene Luis y un compañero de Valladolid lesionado. Antes ya había partido un radio, así que rueda frenada también. Épica para acabar la ruta. Le contamos que esta vertiente tiene un tramo duro hacia la mitad. El resto, más tendido... Pero hay que subirla, claro. Y los metros van cayendo hasta alcanzar esos 4550 metros por un puerto eterno.



Algunos esperaban en la cima, otros ya habían bajado. En la foto aparecemos unos pocos, pero estais todos los que habéis venido. Espero que la hayais disfrutado tanto como yo, otra vez más. Nos vemos en otra Borrachera más el año que viene. Gracias a todos los que habéis venido: la Borrachera es vuestra, de los amantes de los puertos y el ciclismo.