-la ascensión más mítica-
Lagos
de Covadonga, al fin, aquí. Casi no encuentro palabras para describir
la emoción con la que os escribo. 300 altimetrías después entra una
subida que en el ciclismo lo es todo, aunque algunos intenten
menospreciarla.
Cuando tenía 12 años vi la última exhibición de Perico Delgado y fue allí, en Lagos de Covadonga. Una Vuelta a España emocionante con un sólido Jesús Montoya, la incógnita Rominger y el gran Perico que buscaba el record. Aquel domingo, en casa por la tele, tras la Huesera, Perico dejó de rueda al líder Montoya. Rominger ya se había quedado, aunque recuperó después.
La primera vez que lo ascendí, hace años, fui desde Mieres y me planté en Covadonga con casi 100 kilómetros en las piernas. Buscaba, antes de Cangas de Onís, el Hotel El Capitán donde Indurain se había bajado de la bici para siempre sólo una semana antes...
Pero vayamos ya con la descripción de la subida en sí. Inicio la altimetría a la altura de Soto de Cangas, en el desvío hacia Covadonga. Los primeros kilómetros son suaves, con pendientes que, rara vez, alcanzan siquiera el 3%. Pero a partir de Covadonga la decoración cambia progresivamente. Lugar histórico, de peregrinación durante todo el año, es éste un factor a tener en cuenta, ya que el tráfico es considerable en cualquier época del año. Ya antes del desvío a Lagos las pendientes habrán alcanzado hasta el 8-9%, una buena prueba de toque lo que viene... La carretera se sumerge en la arboleda, las rampas se sitúan entre el 8 y el 10%, con algunos "picos" al 12-13% y así iremos ganando altura "casi sin enterarnos". Zona engañosa, de tremendo desgaste, dota al puerto de una especial categoría: sí, lo de arriba es bellísimo, pero al poder observar las rampas la sensación de agobio es mucho menor: se ven las distancias.
Tras
algo más de 11 kilómetros (desde Soto de Cangas) llegamos al "clímax"
de la ascensión, la zona que encumbra a esta subida en la
historia, la que nos eleva a la categoría de héroes del pedal o nos
baja bruscamente a los infiernos: la Huesera. ¿Seremos capaces de
superar este infernal tramo? La pendiente entre el kilómetro 11,7 y el
13,3 es del 12%, dato apabullante éste. Todas las historias oídas se
nos vienen a la cabeza: Lucho Herrera, Perico, Jalabert y, cómo no,
Lejarreta.
Encontraremos un leve descansillo a la altura del Mirador de la Reina, preludio de los posteriores. Dos kilómetros más con pendiente sostenida nos conducen a una brusca bajada que rompe nuestras piernas pues "chocan" con un muro de más de un kilómetro donde las pendientes son de dos dígitos (12-13%).
La pendiente irá cediendo poco a poco hasta descender hacia el Lago Enol. Pero como amantes de los puertos, en lugar de bajar al aparcamiento de Buferrera y dar por concluída la ascensión, imitando a los profesionales en la Vuelta, continuamos hasta el aparcamiento del Lago Ercina.
19
kilómetros después, 1053 metros más arriba, ya tenemos este pedazo de
gran historia ciclista en nuestro zurrón. Será entonces cuando nos
sintamos dioses, como aquel Perico Delgado del 10 de mayo de 1992, que
os relataba al principio. ¡Inmortal!
Éste es el perfil de la ascensión: